lunes, 3 de octubre de 2011

La reina se llama Ortiga

Es curioso que una planta tan humilde pueda ser tan rica, tan generosa: estimula la tierra, estimula los vegetales y estimula los animales (a nosotros también), y sin embargo no muestra ningún signo externo de poder hacerlo.


Cuentan los indios de América que el Gran Manitú, satisfecho con la creación quiso ofrecer un regalo al mundo, algo completo, y fué una planta bella y aprovechable lo que nos dió, lo más cumpleto en virtudes que se le ocurrió. Pero el efecto fué otro a lo que esperaba: Hombres y animales nos empezámos a pelear por su posesión, y estuvimos a punto de exterminarla. Así que el Manitú decidió afearla, hacerla invisible prácticamente, y conservar sus virtudes. He aquí la Ortiga. Quien la vea, que la aproveche. 



"Las personas deberíamos ir siempre con un ramo de ortigas a cerca del corazón"
 Rudolf Steiner.

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